Cuando el sonido se vuelve refugio: mantras para calmar la mente y el corazón.
- Elsa Patitucci
- hace 1 día
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 21 horas
ॐ
Aunque te cueste creerlo, hay momentos
en los que me siento tan colmada por emociones, pensamientos y recuerdos, que todo dentro de mí parece desbordarse. A veces son hechos recientes que me sacuden; otras veces, pensamientos críticos, nostálgicos, incluso reproches por decisiones del pasado... y tantas otras cosas que no hace falta enumerar.
Cuando eso me sucede, encuentro un refugio inesperado: los sonidos.
Me aíslo. Me dejo envolver por los ruidos de la ciudad como si fueran un manto. No los escucho como fondo: los escucho desde adentro, con atención, como si cada sonido me permitiera observar lo que me habita desde otra perspectiva. Así siento yo la introspección: como si me asomara a una cueva hueca, y pudiera ver dentro de mí con claridad… A veces me río sola. Es un juego íntimo, una forma de autodescubrimiento que siempre me sorprende.
Y cuando necesito un sostén más profundo, recurro a los mantras. No cualquier música, sino aquellos sonidos sagrados que provienen de los antiguos yoguis, del Jyotish, del Yoga de los ṛiṣhis. Mantras verdaderos, nacidos del silencio y del conocimiento del śabda (sonido), como puente hacia lo eterno.
Entonces, todo cambia.
Cierro los ojos y dejo que el mantra me atraviese. Lo que siento—dolor, nostalgia, soledad—se eleva como un barrilete. No lo reprimo, no lo tapo: simplemente lo dejo surgir… y luego soltar. En pocos minutos, si el mantra es auténtico, si vibra desde el corazón de la tradición, me transporta. Aparecen paisajes que nunca he visto, rostros antiguos, símbolos de otra vida. Y cuando me doy cuenta, todo se ha aligerado. Todo se disuelve en algo más grande.
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Un eco eterno: los mantras en la guerra interior
Este poder del mantra no es moderno ni subjetivo. Es tan antiguo como el alma humana. En el Bhagavad Gītā, cuando Arjuna está paralizado por el dolor, sin poder actuar, lleno de pensamientos confusos y emociones encontradas, Krishna no le da un discurso racional: le revela el sonido eterno del Om. Le dice:
"Om Tat Sat... estas tres sílabas representan la realidad suprema."(Bhagavad Gītā, XVII.23)
Y en el Mahābhārata, antes de cada batalla, los guerreros más sabios entonaban mantras védicos para estabilizar su mente y recordar el propósito del alma (jivātman). Los mantras no eran ornamentos espirituales: eran su ancla en medio del caos, su manera de volver al eje cuando todo parecía perder sentido.
Así también nosotros, hoy.
En medio del ruido mental, del desborde emocional, del juicio, la nostalgia o la ansiedad, el mantra puede ser ese hilo invisible que nos sostiene. No necesitas comprenderlo intelectualmente. Basta con abrirte. Escucharlo. Dejar que haga su trabajo sutil.
Como enseñan los sabios:
"Shabda Brahman iti param" — El sonido es divino.
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Un consejo para el alma sensible
Si estás atravesando un momento difícil, si sientes que los pensamientos te invaden o las emociones te abruman, prueba el camino del sonido consciente. Escucha un mantra tradicional, deja que vibre en ti. Es posible que, sin darte cuenta, empieces a mirar tu dolor de otra forma… y quizás, incluso, a reírte como yo. Porque el alma —jivātman— también juega cuando recuerda quién es.
Los mantras no son solo sonidos: son medicina. Son mapas. Son llaves antiguas para abrir el corazón.
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Y si este mensaje resonó contigo…✨ muy pronto comenzaré a compartir podcasts que te llenarán de luz al escucharlos. Te contaré más sobre estos antiguos sonidos, sobre su ciencia, su belleza, su misterio…Y por supuesto, te regalaré los mantras que amo desde siempre.
ॐNamaste.
Te abrazo con el corazón.
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